La Casa
Nuestra casa rural se encuentra situada en Casas del Castañar, uno de los pueblos más hermosos para hacer turismo rural en el Valle del Jerte, está situada en el centro histórico del pueblo, junto a la iglesia (s. XVI) . La casa fue construida en el siglo XVIII, y es una joya por mantener la estructura del edificio intacta , sus vigas de madera, el zaguán de entrada y su irregular distribución , hacen de esta casa una maravilla arquitectónica y está protegida por pertenecer al patrimonio artístico extremeño.
Temporada que merece la pena visitar estos parajes y en consecuencia esta casa rural es durante los meses de marzo, abril y mayo, para contemplar la flor del cerezo y a finales de septiembre, octubre y noviembre para disfrutar de la otoñada, con una explosión de color que solo en este valle es donde mejor se aprecian la variedad de colores, por la variedad de árboles. No podemos olvidar la temporada de recogida con aquellos cerezos cargados de frutos y que siempre, por algún camino, se nos brinda una pequeña degustación de la cereza de estos parajes.
La Casa
Nuestra Casa Rural se encuentra situada en Casas del Castañar, uno de los pueblos más hermosos Del Valle del Jerte, está situada en El Centro histórico del pueblo, junto a la iglesia (s. XVI) . La casa fue construida en el siglo XVIII, y es una joya por mantener la estructura del edificio intacta , sus vigas de madera, el zaguán de entrada y su irregular distribución , hacen de esta casa una maravilla arquitectónica y está protegida por pertenecer al patrimonio artístico extremeño.
Temporada que merece la pena visitar estos parajes y en consecuencia esta casa rural es durante los meses de marzo, abril y mayo, para contemplar la flor del cerezo y a finales de septiembre, octubre y noviembre para disfrutar de la otoñada, con una explosión de color que solo en este valle es donde mejor se aprecian la variedad de colores, por la variedad de árboles. No podemos olvidar la temporada de recogida con aquellos cerezos cargados de frutos y que siempre, por algún camino, se nos brinda una pequeña degustación de la cereza de estos parajes.
De manera discreta, en un callejón adyacente a la Iglesia de San Juan Bautista, nos encontramos con la entrada a El Capricho, sencilla y sobria.
Nada delata que en su interior se encuentra una estructura típicamente jerteña que acoge todas y cada una de las estancias típicas de la arquitectura rural del Norte de Extremadura.
Una planta principal con la antigua bodega, una primera planta donde se ubica la zona de descanso y una segunda en lo que antaño fue posiblemente la denominada «solana» y que en la actualidad alberga un gran salón, una zona y una terraza soleada.
Todo ello respetando y manteniendo los tradicionales entramados de vigas de madera que sustentan toda su estructura.
De manera discreta, en un callejón adyacente a la Iglesia de San Juan Bautista, nos encontramos con la entrada a El Capricho, sencilla y sobria.
Nada delata que en su interior se encuentra una estructura típicamente jerteña, con casi 300 metros cuadrados que acogen todas y cada una de las estancias típicas de la arquitectura rural del Norte de Extremadura.
Una planta principal con la antigua bodega, una primera planta donde se ubicala zona de descanso y una segunda en lo que antaño fue posiblemente la denominada «solana» y que en la actualidad alberga un gran salón y una terraza soleada.
Todo ello respetando y manteniendo los tradicionales entramados de vigas de madera que sustentan toda su estructura.
Después de una cuidada rehabilitación El Capricho se revela como una sorpresa dispuesta a acoger de una manera cálida a sus visitantes. A ofrecer una experiencia rural que nos traslada en el tiempo a otras épocas y formas de vivir pero con todo el confort y comodidad que busca el viajero.
La Casa tiene luces a la calle de entrada principal así como a la plaza de la Iglesia.
La distribución de sus espacios es la siguiente:
En la planta principal disponemos de un hall de entrada, una cocina equipada, zona de descanso (con luz a la plaza de la Iglesia), la bodega donde disfrutar de desayunos y comidas y una pequeña estancia encima de la misma, muy acogedora y estupenda para los días de otoño e invierno, además de un aseo.
Después de una cuidada rehabilitación El Capricho se revela como una sorpresa dispuesta a acoger de una manera cálida a sus visitantes. A ofrecer una experiencia rural que nos traslada en el tiempo a otras épocas y formas de vivir pero con todo el confort y comodidad que busca el viajero.
La Casa tiene luces a la calle de entrada principal así como a la plaza de la Iglesia.
La distribución de sus espacios es la siguiente:
En la planta principal disponemos de un hall de entrada, una cocina equipada, zona de descanso (con luz a la plaza de la Iglesia), la bodega donde disfrutar de desayunos y comidas y una pequeña estancia encima de la misma, muy acogedora y estupenda para los días de otoño e invierno, además de un aseo.
Subimos a la primera planta, nos encontramos ante un vestíbulo, un pasillo, la zona de descanso y el baño principal.
Una cuidada elección del mobiliario nos sitúa en época. Un gran «escaño» en el vestíbulo donde poder descansar, la camas con sus tradicionales «catres», sillas y algún que otro arcón.
Dejamos el espacio principal dedicado al descanso y nos disponemos a adentrarnos en la segunda planta. Un espacio diáfano diseñado para el esparcimiento. Cuenta además con otra zona de descanso y un espacio situado en alto con un pequeño ventanuco que dirige nuestra mirada sobre los tejados casareños.
En la épocas que el tiempo lo permite cuenta también con una terraza techada donde disfrutar del buen tiempo con una maravillosa vista a la Iglesia que mencionamos anteriormente.
Lugar de reunión de todos, donde charlar, acercarnos al calor de su chimenea, leer un libro de su biblioteca o simplemente disfrutar de esa Paz buscada en nuestra escapada.
Subimos a la primera planta, nos encontramos ante un vestíbulo un pasillo, la zona de descanso y el baño principal.
Una cuidada elección del mobiliario nos sitúa en época. Un gran «escaño» en el vestíbulo donde poder descansar, la camas con sus tradicionales «catres», sillas y algún que otro arcón.
Dejamos el espacio principal dedicado al descanso y nos disponemos a adentrarnos en la segunda planta. Un espacio diáfano diseñado para el esparcimiento. Cuenta además con otra zona de descanso y un espacio situado en alto con un pequeño ventanuco que dirige nuestra mirada sobre los tejados casareños.
En la épocas que el tiempo lo permite cuenta también con una terraza techada donde disfrutar del buen tiempo con una maravillosa vista a la Iglesia que mencionamos anteriormente.
Lugar de reunión de todos, donde charlar, acercarnos al calor de su chimenea, leer un libro de su biblioteca o simplemente disfrutar de esa Paz buscada en nuestra escapada.